Plegadas, Twists y Corbatas
Publicado el 29 / 11 / 2002
Por Daniel Crespo Valdéz / publicado en la revista Parapente Vuelo Libre
De pronto, oímos ese crujir
tan particular de la tela de nuestro parapente, los cordinos se
aflojan de un lado y todo sucede muy rápidamente. Nos sentimos
caer, notamos la pérdida de sustentación de un ala
y, simultáneamente, la inmediata aceleración del
plano opuesto. ¡El mundo empieza a dar vueltas a toda velocidad!
Miramos la vela para constatar la brutal plegada asimétrica
del 80% y sabemos que hay que reaccionar lo más rápido
posible… ¿¿Pero cómo??
Tomar decisiones correctas y actuar a tiempo puede evitar terribles
accidentes y hasta salvarte la vida.
Todos sabemos que este deporte no está
exento de peligro, un peligro que debemos enfrentar con respeto
y preparación. El parapente es una aeronave flexible y
se desenvuelve en un fluido, el aire, que está en constante
movimiento, dinámico e inestable. Por eso, ante movimientos
bruscos de aire la vela puede plegar.
Las plegadas, o más bien las complicaciones derivadas de
ellas (corbatas, Twists, sobre-pilotaje) lideran el “ranking
Crash” de causal de accidentes. Estas incidencias tienen
sus causas y en gran medida se pueden prevenir; en bastantes casos,
recuperar; y en otros, graves, es indispensable utilizar el paracaídas.
Plegadas ¡Mejor Evitarlas!
Lo primero es ser honesto respecto a tu nivel de piloto: ¡no
despegues si las condiciones son fuertes para ti! Y si estás
volando y las condiciones te sobrepasan, vete a aterrizar. En
segundo lugar, un pilotaje activo evitará el 99%
de las plegadas. Incluso en situaciones de extrema turbulencia
es posible pasar el mal trago sin haber encajado ninguna plegada
importante. El truco para evitarlas consiste en compensar en todo
momento los cambios de presión que transmite la vela, cosa
que te resultará mejor si conoces bien la vela que vuelas
y ésta es la adecuada para tu nivel. Recuerda que mientras
más avanzado o performante sea tu parapente, más
rápidas o violentas serán sus reacciones.
La presión de la vela se compensa con el cuerpo y los frenos,
teniendo en cuenta que debes mantener siempre una buena velocidad
relativa, es decir, no hay que llevar la vela “súper
frenada” pensando que llevará “súper
presión”. Todo lo contrario: ante un cambio brusco
de viento relativo, añadiríamos el riesgo de que
nos sorprenda una pérdida, complicando aún más
la situación…
Cerca del suelo (despegando o aterrizando) y especialmente en
turbulencias, hay que evitar llevar el parapente en incidencias
extremas (muy acelerado o muy frenado). Tampoco es aconsejable
soltar los mandos, tanto para darse la vuelta al despegar como
para ajustarse la silla. Una plegada repentina en esta situación
no te da mucho tiempo para arreglar las cosas.
¿Qué hacer si te sobreviene una gran plegada
inesperada?
Primero que nada: comprobar la altura y tenerla siempre en cuenta.
Si el piloto es lo suficientemente sensible y rápido, podrá
reabrir una plegada del 50% sin que apenas
cambie la trayectoria inicial. En cambio con algunas plegadas
muy fuertes es inevitable dar uno o más 360º hasta
recuperar la plegada, por ello antes que nada debemos hacer una
valoración de la altura, para ver si ese par de giros no
nos meterán de lleno contra el relieve… Si una plegada
se complica y tenemos escasa altura, no debemos dudar en tirar
del paracaídas inmediatamente. Recuerda que la mayoría
de ellos requieren alrededor de 50 metros para abrir.
Compensar: con energía y mucho tacto.
Aunque la primera reacción es evitar que la vela se acelere
y entre en un “spin” o auto rotación centrífuga,
hay que tener en cuenta que si intentamos detener el giro bruscamente
podríamos llegar a provocar una pérdida en el lado
abierto, de manera que en plegadas muy brutales es preferible
ir descomponiendo la velocidad hasta en dos 360º, frenando
gradualmente el lado abierto mientras bombeas el plano cerrado.
Para compensar una plegada menor, cargaremos el peso hacia el
lado abierto (podemos ayudarnos apoyándonos con los antebrazos
de las bandas), utilizando además un poco de freno. De
esta forma, el giro se puede llegar a anular por completo e incluso,
al aumentar la presión interna del lado plegado, se facilita
la reapertura. ¡Sólo cuida de no sobre-mandar!
Bombeo de reapertura
Consiste en dar un fuerte tirón al freno del lado plegado,
en forma enérgica y con profundidad. En grandes plegadas
hay que frenar incluso mas allá del punto de la pérdida
pero siempre considerando la velocidad del plano que vuela. El
límite lo sentiremos cuando recobremos la presión
interior, que nos pedirá devolver la mano arriba, a una
posición de vuelo normal.
El bombeo de reapertura debe ser un movimiento continuo y en ningún
caso debemos mantener la mano abajo (¡si no funciona a la
primera, repetir!). Cuando lleguemos a un punto de presión
debemos ceder con el freno pues significa que la vela está
reabriendo.
Lo que no debe hacerse: pequeños bombeos o “aleteos”.
¿Cuándo lanzar el Paracaídas?
Una plegada cerca del suelo tiene mucho peligro potencial. No
disponemos apenas de tiempo para reaccionar y, por ello, lo primero
es tomar conciencia de la altura y actuar en consecuencia, ya
sea para intentar sacarla o para lanzar el paracaídas cuando
lleguemos a la altura límite. Hay que tener en cuenta que
en la mayoría de los casos son necesarios unos 60 mts.
para que el paracaídas de emergencia abra correctamente,
aunque algunos pueden abrir hasta en 30 mts. (y siempre es mejor
intentarlo). Caer en paracaídas será mucho mejor
que dando vueltas a toda velocidad, y si la situación está
complicada ¡no dudes en utilizarlo!
¿Qué factores empeoran la situación?
El sobre-control es el principal enemigo.
Cuadro típico: plegada involuntaria, el piloto (asustado)
se excede con el freno al compensar, provocando que el lado abierto
entre en pérdida. Ante la nueva incidencia el piloto se
asusta aún más y suelta los frenos, produciéndose
entonces una gran abatida asimétrica que puede añadir
un twist y corbata al incidente.
¿Cómo resolver un Twist?
Debido a una plegada inesperada el piloto se descuelga hacia ese
lado, aumentando la inercia lateral, lo que sumado al movimiento
del ala que tiende a acelerar puede inducir a un twist o enroscamiento
de todas las líneas (o las bandas). Lo primero que el piloto
debe hacer es evaluar rápidamente la situación:
si está muy bajo debe lanzar el paracaídas inmediatamente;
si aún tiene altura, entonces debe estabilizar el vuelo
recto. Para ello podemos coger los dos cordinos principales de
los frenos por encima del Twist y tirar de ellos para corregir
la trayectoria y disminuir la velocidad. Si esto no fuera posible
por la fuerza centrífuga, podríamos intentar quitarnos
las vueltas del twist cogiendo los manojos de líneas por
arriba de éste e impulsándonos al lado contrario
en que estén enrollados los cordinos.
Si ante estas incidencias notas un aumento importante de la velocidad
y de la fuerza centrífuga, es el momento de lanzar el paracaídas
de emergencia pues existe un riesgo de sufrir la pérdida
de conocimiento, debido al efecto de las Gs sobre el cuerpo.
¿Por qué ocurren las corbatas?
A veces una plegada tonta termina en una pequeña corbata,
algo que suele tener peor efecto psicológico que peligro
real, ya que muchas de las corbatas se pueden recuperar.
La corbata se origina cuando, en una plegada, la tela se queda
enganchada entre las líneas. Parapentes con muchas líneas
y dobleces de tela externos tendrán más posibilidades
de “encorbatarse”
Podemos intentar reabrir bombeando como si fuera una plegada.
Si no sale, lo fundamental es mantener la vela en vuelo recto
y con velocidad (¡atención al compensar!), entonces
podemos, con ayuda de los cordinos de la banda A, provocar una
plegada pequeña del lado de la corbata: en la mayoría
de los casos, al reabrir la plegada conseguiremos liberar el enganche.
En el caso de una corbata más grande pero que aún
nos permita mantener el vuelo recto, la técnica es la misma:
la primera preocupación ha de ser mantener el vuelo equilibrado
y luego inducir una o varias plegadas hasta conseguir deshacer
la corbata. En ciertos casos es posible tirar de las líneas
donde se hizo la corbata y liberar la tela sólo con tirar
del cordino correcto.
También puede ocurrir una “corbata irreversible”:
recuperamos mal una maniobra con velocidad y terminamos saliendo
en abatida asimétrica, el plano interno se pliega dentro
de sí, el estabilo se mete entre las líneas centrales
y queda atrapado allí por efecto del viento relativo. Si
no se ataja a tiempo, la configuración de vuelo resultante
será un “spin” descontrolado y aterrador. Ante
esta eventualidad hay que actuar en menos de un segundo en función
de la altitud que tengamos. Si estamos bajos no hay otra opción:
lanzar el paracaídas. Si se dispone de altura entonces
podemos intentar resolver la incidencia provocando una pérdida
estabilizada.
Pérdida Estabilizada
Esta es una maniobra fundamental de seguridad, y en sí
misma proporciona la herramienta para resolver muchos problemas
en vuelo (¡con la altura suficiente!). Lo ideal es haberla
practicado antes sobre el agua, pero si no, al menos tener clara
la teoría puede salvarnos de una emergencia.
Para entrar en la pérdida frenaremos profunda y simultáneamente
ambos mandos, hasta que la vela se desplome por detrás
y sintamos la caída. Se debe aguantar la caída inicial
procurando siempre mantener la simetría en la frenada,
y evitar que los movimientos de la vela te desequilibren. Una
vez que la vela esté nuevamente sobre nuestra cabeza, iremos
subiendo gradualmente (y al mismo tiempo) ambas manos hasta la
altura del pecho, más o menos. Entonces, la vela suavizará
el movimiento, las puntas del ala se adelantarán ligeramente
y notarás como vuelas hacia atrás de manera estable.
Estás en una perdida estabilizada.
Recuperar entonces es fácil, terminas de soltar cuidando
de hacerlo simétricamente. La vela lanza una abatida no
muy fuerte, que se debe controlar al final y sin brusquedad para
evitar entrar en pérdida otra vez. Evidentemente, con una
corbata grande cuesta más estabilizar, sobretodo si además
hay un Twist, pero ello es posible y aconsejable si se tiene altura.
Receta para solucionar una corbata grande: altura, sangre fría
y sentido común para decidir cuando lanzar el paracaídas.
Situaciones críticas
Si estamos muy bajos y no podemos recuperar una plegada, y tampoco
tenemos altura suficiente para lanzar el emergencia hemos de tener
en cuenta que la principal prioridad es detener la velocidad angular,
es decir, hay que detener el giro o Spin. Durante un giro en spin
con medio plano plegado el piloto alcanza velocidades de alrededor
de 100 Km/h. En este caso, sin dudarlo, es preferible llegar al
suelo en una pérdida estable y no girando de manera descontrolada.
No hay que darse por vencido, siempre, hasta el último
momento, es posible cambiar la trayectoria y mejorar la llegada
al suelo.
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